Josefa Toledo. |
El 20 de abril de
1955 se aprobó el voto femenino en Nicaragua y el 3 de febrero de 1957
las mujeres votaron por primera vez. Estamos a 57 y 55 años de estos hechos
trascendentales en la vida política y social de cualquier sociedad.
Un momento propicio
para conocer y reconocer a nuestras sufragistas, como Josefa Toledo de Aguerri,
nuestra primera feminista, Angélica Balladares de Argüello, María A. Gámez y
María Cristina Zapata Malais, quienes aunque no protagonizaron grandes marchas
o protestas, como en otros países, sí alzaron su voz y su pluma para defender
los derechos de las mujeres en una época en donde la costumbre y el espacio
“natural” era el hogar.
A pesar de la importancia y trascendencia de la
conquista del voto femenino, en Nicaragua el tema ha sido ignorado por nuestra
historiografía, y la poca información disponible nos lo ha mostrado como una
concesión de Anastasio Somoza García (1896-1956), obviando la lucha de nuestras
sufragistas.
Movimiento sufragista nicaragüense
Las mujeres nicaragüenses han tenido un rol protagónico en diferentes momentos
históricos, pero nuestra narrativa no ha mostrado mayor interés por conocerlo y
registrarlo, salvo sobre la lucha revolucionaria o posrevolucionaria. El
interés por la lucha de nuestras sufragistas ha sido escaso, salvo en algunas
excepciones, entre las que se destacan: Gema Santamaría (2005), Victoria
González (1996a, 1996b, 1998), Ricardo Baltodano (2008) y la española Teresa
del Cobo (2006, 2008).
La conquista del sufragio femenino en Nicaragua, al igual que en el resto del mundo, enfrentó obstáculos relacionados con el pensamiento y modelo patriarcal. Para las sufragistas nicaragüenses, tener derecho a votar era vital para ejercer la ciudadanía plena; para la clase política criolla no era prioridad.
Las primeras voces demandando el voto femenino en Nicaragua datan de inicios del siglo XX, y su principal abanderada fue la Profesora Josefa Toledo de Aguerri (1866-1962), quien además propugnaba por derechos laborales y educación universitaria (del Cobo, 2008). De acuerdo a la abogada y líder feminista, Guadalupe Salinas, también se destacaron en esta lucha las sufragistas Angélica Balladares de Argüello, María A. Gámez, hija y discípula del historiador José Dolores Gámez, y María Cristina Zapata Malais, todas de tendencia liberal (comunicación personal, 24 de febrero de 2011).
En el caso de Toledo de Aguerri, fue la primera mujer nicaragüense que ocupó el cargo de Directora General de Instrucción Pública (1924). Es reconocida como precursora del Movimiento Feminista Nicaragüense y madre de la educación nicaragüense (Asamblea Nacional, 2010). Se autodefinía como una feminista conservadora, pero sus planteamientos eran demasiado liberales o “atrevidos”, tomando en cuenta la época que le tocó vivir. En 1938 planteaba: "Una de las características del feminismo es considerar a la mujer idónea para encontrar en 'sí misma su medio y su fin'. Poder vivir con independencia del hombre si así lo quiere, y ganarse la vida" (Toledo, 1938, citada por González, 1996b).
Para demandar sus derechos políticos y civiles, las nicaragüenses se organizaron desde inicios del siglo XX. En las dos primeras décadas, grupos de mujeres de clase media y de la élite formaron el Club de Señoras de la Capital (1916) y la Junta Femenina de Beneficencia (1918), quienes combinaban labores de caridad con sus demandas por el sufragio femenino y el derecho a la educación (del Cobo, 2008; Wills Obregón,2004). En 1932 surgió la Liga Feminista Nicaragüense, filial de la Liga internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas (LIDMI) y en 1933 la Cruzada de Mujeres Nicaragüenses (del Cobo, 2006; Wills Obregón, 2004).
Más información: Artículo completo , Expresiones organizativas en la primera mitad siglo XX
La conquista del sufragio femenino en Nicaragua, al igual que en el resto del mundo, enfrentó obstáculos relacionados con el pensamiento y modelo patriarcal. Para las sufragistas nicaragüenses, tener derecho a votar era vital para ejercer la ciudadanía plena; para la clase política criolla no era prioridad.
Las primeras voces demandando el voto femenino en Nicaragua datan de inicios del siglo XX, y su principal abanderada fue la Profesora Josefa Toledo de Aguerri (1866-1962), quien además propugnaba por derechos laborales y educación universitaria (del Cobo, 2008). De acuerdo a la abogada y líder feminista, Guadalupe Salinas, también se destacaron en esta lucha las sufragistas Angélica Balladares de Argüello, María A. Gámez, hija y discípula del historiador José Dolores Gámez, y María Cristina Zapata Malais, todas de tendencia liberal (comunicación personal, 24 de febrero de 2011).
En el caso de Toledo de Aguerri, fue la primera mujer nicaragüense que ocupó el cargo de Directora General de Instrucción Pública (1924). Es reconocida como precursora del Movimiento Feminista Nicaragüense y madre de la educación nicaragüense (Asamblea Nacional, 2010). Se autodefinía como una feminista conservadora, pero sus planteamientos eran demasiado liberales o “atrevidos”, tomando en cuenta la época que le tocó vivir. En 1938 planteaba: "Una de las características del feminismo es considerar a la mujer idónea para encontrar en 'sí misma su medio y su fin'. Poder vivir con independencia del hombre si así lo quiere, y ganarse la vida" (Toledo, 1938, citada por González, 1996b).
Para demandar sus derechos políticos y civiles, las nicaragüenses se organizaron desde inicios del siglo XX. En las dos primeras décadas, grupos de mujeres de clase media y de la élite formaron el Club de Señoras de la Capital (1916) y la Junta Femenina de Beneficencia (1918), quienes combinaban labores de caridad con sus demandas por el sufragio femenino y el derecho a la educación (del Cobo, 2008; Wills Obregón,2004). En 1932 surgió la Liga Feminista Nicaragüense, filial de la Liga internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas (LIDMI) y en 1933 la Cruzada de Mujeres Nicaragüenses (del Cobo, 2006; Wills Obregón, 2004).
Más información: Artículo completo , Expresiones organizativas en la primera mitad siglo XX
Las que nacimos con ese derecho conquistado no dimensionamos lo relativamente reciente que fue la lucha por conseguirlo y las resistencias patriarcales que tuvo que enfrentar. Pensamos que el tiempo en que las mujeres no teníamos derecho a tener derechos data de muchos siglos cuando realmente fue hace menos de un siglo. Muy bueno el difundir y poner al descubierto esta realidad.
ResponderEliminarMuchas gracias. Muy interesante.
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