• Soñar siempre, tener objetivos claros y aprovechar todas las oportunidades han sido fundamentales para el éxito de la joven símbolo del Programa de Emprendedores Juveniles de Nicaragua
Cuando su papá decidió abandonar a su madre, Dilcia tenía siete años. A partir de ese momento ella y sus cuatro hermanos pasaron a depender de lo que la madre podía proporcionarles y para ello cada día salía a las cinco de la mañana a trabajar en lo que le saliera, limpiar frijoles, planchar, lavar.
“Ella hizo que el pan de cada día nunca nos faltara”, relata ahora Dilcia López con 24 años y sentada en las oficinas del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE), en donde coordina un grupo de 80 jóvenes emprendedores juveniles, cargo que asumió luego de regresar de California, Estados Unidos en donde se graduó como técnica superior en Administración de Empresas Agrícolas para la Exportación.
Cuando el padre los abandonó, muchos pensaron que lo mejor que le podía pasar era que se casara a temprana edad, de hecho esa fue la suerte del resto de sus hermanos, incluida la menor, quien a los 17 años ya era madre de una pequeña.
Pero los planes de Dilcia eran otros, quería ser la mejor alumna y lo consiguió, decidió que no dejaría pasar ninguna oportunidad que le permitiera salir de la pobreza, por eso cuando la Alcaldía o cualquier organismo ofrecían capacitaciones, ahí estaba Dilcia “siempre aprovechaba los espacios que se me presentaban”.
Así fue que en el 2003, un grupo de emprendedores juveniles buscaron a Dilcia en su natal Mozonte, un poblado ubicado a más de 200 kilómetros al norte de la capital. Aunque no culminaba sus estudios de secundaria, decidió asistir a las capacitaciones que este programa le ofreció para capacitarse en la formación de pequeñas empresas.
Junto a un grupo de jóvenes creó una empresa de cerámica, la que fue seleccionada para competir a nivel nacional y ganó el primer lugar. “Después me gustó la idea de tener mi pequeña empresa y así quedó establecida por cinco años, hasta que nuevamente se me presentó otra oportunidad de una beca y estudiar una carrera técnica en Estados Unidos”.
La pequeña empresa resultó exitosa y con ello logró mejorar la situación de su madre, a quien siguió ayudando desde los Estados Unidos con los ahorros que le quedaban de la ayuda monetaria que le proporcionaban.
Cuando me ofrecieron la beca no sabía nada de inglés, “con costo podía decir hello!!! My name is Dilcia, pero eso no fue obstáculo, cuando llegue allá me propuse aprenderlo y así lo hice en cuatro meses, bueno en seis meses podía comunicarme bien, ahora me comunico, chateo con mis amigos de los Estados Unidos y otros países”.
Después de dos años intensos de estudios regresó al país con muchas oportunidades laborales, entre ellas un ofrecimiento para ser traductora de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), pero prefirió quedarse con el INDE. “Me siento con un compromiso de trabajar acá, además mi trabajo es asesorar a jóvenes para que empiecen un pequeño negocio, ese es mi campo, trabajar con jóvenes y voy hablarles de mi experiencia, no soy máster, pero tengo la experiencia para decirles a ellos como empezar un negocio”.
¿Cómo te ves dentro de siete años?
“Con mi empresa bien definida, organizada, exportando al extranjero, esa es mi meta”
Pero además ya tiene definido sus planes para el próximo año, ingresar a la universidad para estudiar Relaciones Internacionales e idiomas, además de reiniciar su empresa. “Tengo los ahorros para empezar con mi empresa, pero ya no lo veo enmarcado en lo nacional, sino en el mercado extranjero, voy a retomar lo que se quedó ahì”.
También diseñará una página web para promover mejor su empresa, aprovechando las herramientas que aprendió en Estados Unidos. “Aprendí técnicas para hacer páginas web, brochures , comunicación, manejo de programas como Power Point, Publisher y otros, antes no sabía nada”.
Considera que muchas personas no alcanzan el éxito porque no saben aprovechar las oportunidades que la vida les presenta. “Quizás porque han crecido en ambientes diferentes al de la pobreza, eso le ayuda a uno a superarse y salir adelante siempre, a pesar de las adversidades”.
Soñar siempre
“Yo siempre ando soñando y pensando en cómo ayudarle a los demás miembros de mi familia que están en un estatus más bajo, quiero que sus vidas cambien, la de mis hermanos, yo se que les voy ayudar, por eso no he pensado ni en casarme, ni en tener hijos todavía, porque hay otras personas que me necesitan y ellos son prioritarios en mi vida”.
Señala que la comunicación ha sido fundamental en su desarrollo. “A veces hay gente que le encanta hablar de grandezas cuando se encuentra con gente de estatus social bajo, les hablan con palabras muy técnicas para hacerlos sentir inferiores, yo pienso que la comunicación es precisamente cuando todos nos podemos entender, debemos ser claros, yo soy capaz de comunicarme con cualquier tipo de persona, sin importar la edad, clase social…”
Pero además de una buena comunicación, Dilcia considera que las claves de su éxito han sido la perseverancia, la solidaridad, la honestidad, la responsabilidad y sobre todo tener objetivos claros en la vida. “Tener objetivos claros en la vida es fundamental, no hay que echarle la culpa que por mi mamá, que por mi papá, tomen fuerza, coraje e independícense de esa idea, que no tengo quien me ayude, por eso no puedo seguir, luchen y tengan ese espíritu de emprender y salir adelante”.
“Yo les digo a los muchachos que la lucha es lo que lo hace sobresalir a uno en cualquier aspecto, no hay que desesperarse, pero tampoco ser conformista, hay que tener siempre una mente positiva, hay personas que no tienen trabajo, tal vez se quedan con eso y trabajo siempre hay, si salen con un balde de agua helada lo venden, siempre hay que levantarse, 50 córdobas no se los van a ganar si están acostados”.
*Dilcia López es originaria del municipio de Mozonte, departamento de Nueva Segovia y proviene de una familia pobre. Es símbolo del Programa Emprendedores Juveniles de Nicaragua, del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (Inde) por su espíritu de superación, lo que le ha permitido conquistar todos sus sueños, como crear su propia empresa y conseguir una beca para estudiar una carrera técnica en Estados Unidos.
Cuando su papá decidió abandonar a su madre, Dilcia tenía siete años. A partir de ese momento ella y sus cuatro hermanos pasaron a depender de lo que la madre podía proporcionarles y para ello cada día salía a las cinco de la mañana a trabajar en lo que le saliera, limpiar frijoles, planchar, lavar.
“Ella hizo que el pan de cada día nunca nos faltara”, relata ahora Dilcia López con 24 años y sentada en las oficinas del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE), en donde coordina un grupo de 80 jóvenes emprendedores juveniles, cargo que asumió luego de regresar de California, Estados Unidos en donde se graduó como técnica superior en Administración de Empresas Agrícolas para la Exportación.
Cuando el padre los abandonó, muchos pensaron que lo mejor que le podía pasar era que se casara a temprana edad, de hecho esa fue la suerte del resto de sus hermanos, incluida la menor, quien a los 17 años ya era madre de una pequeña.
Pero los planes de Dilcia eran otros, quería ser la mejor alumna y lo consiguió, decidió que no dejaría pasar ninguna oportunidad que le permitiera salir de la pobreza, por eso cuando la Alcaldía o cualquier organismo ofrecían capacitaciones, ahí estaba Dilcia “siempre aprovechaba los espacios que se me presentaban”.
Así fue que en el 2003, un grupo de emprendedores juveniles buscaron a Dilcia en su natal Mozonte, un poblado ubicado a más de 200 kilómetros al norte de la capital. Aunque no culminaba sus estudios de secundaria, decidió asistir a las capacitaciones que este programa le ofreció para capacitarse en la formación de pequeñas empresas.
Junto a un grupo de jóvenes creó una empresa de cerámica, la que fue seleccionada para competir a nivel nacional y ganó el primer lugar. “Después me gustó la idea de tener mi pequeña empresa y así quedó establecida por cinco años, hasta que nuevamente se me presentó otra oportunidad de una beca y estudiar una carrera técnica en Estados Unidos”.
La pequeña empresa resultó exitosa y con ello logró mejorar la situación de su madre, a quien siguió ayudando desde los Estados Unidos con los ahorros que le quedaban de la ayuda monetaria que le proporcionaban.
Cuando me ofrecieron la beca no sabía nada de inglés, “con costo podía decir hello!!! My name is Dilcia, pero eso no fue obstáculo, cuando llegue allá me propuse aprenderlo y así lo hice en cuatro meses, bueno en seis meses podía comunicarme bien, ahora me comunico, chateo con mis amigos de los Estados Unidos y otros países”.
Después de dos años intensos de estudios regresó al país con muchas oportunidades laborales, entre ellas un ofrecimiento para ser traductora de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), pero prefirió quedarse con el INDE. “Me siento con un compromiso de trabajar acá, además mi trabajo es asesorar a jóvenes para que empiecen un pequeño negocio, ese es mi campo, trabajar con jóvenes y voy hablarles de mi experiencia, no soy máster, pero tengo la experiencia para decirles a ellos como empezar un negocio”.
¿Cómo te ves dentro de siete años?
“Con mi empresa bien definida, organizada, exportando al extranjero, esa es mi meta”
Pero además ya tiene definido sus planes para el próximo año, ingresar a la universidad para estudiar Relaciones Internacionales e idiomas, además de reiniciar su empresa. “Tengo los ahorros para empezar con mi empresa, pero ya no lo veo enmarcado en lo nacional, sino en el mercado extranjero, voy a retomar lo que se quedó ahì”.
También diseñará una página web para promover mejor su empresa, aprovechando las herramientas que aprendió en Estados Unidos. “Aprendí técnicas para hacer páginas web, brochures , comunicación, manejo de programas como Power Point, Publisher y otros, antes no sabía nada”.
Considera que muchas personas no alcanzan el éxito porque no saben aprovechar las oportunidades que la vida les presenta. “Quizás porque han crecido en ambientes diferentes al de la pobreza, eso le ayuda a uno a superarse y salir adelante siempre, a pesar de las adversidades”.
Soñar siempre
“Yo siempre ando soñando y pensando en cómo ayudarle a los demás miembros de mi familia que están en un estatus más bajo, quiero que sus vidas cambien, la de mis hermanos, yo se que les voy ayudar, por eso no he pensado ni en casarme, ni en tener hijos todavía, porque hay otras personas que me necesitan y ellos son prioritarios en mi vida”.
Señala que la comunicación ha sido fundamental en su desarrollo. “A veces hay gente que le encanta hablar de grandezas cuando se encuentra con gente de estatus social bajo, les hablan con palabras muy técnicas para hacerlos sentir inferiores, yo pienso que la comunicación es precisamente cuando todos nos podemos entender, debemos ser claros, yo soy capaz de comunicarme con cualquier tipo de persona, sin importar la edad, clase social…”
Pero además de una buena comunicación, Dilcia considera que las claves de su éxito han sido la perseverancia, la solidaridad, la honestidad, la responsabilidad y sobre todo tener objetivos claros en la vida. “Tener objetivos claros en la vida es fundamental, no hay que echarle la culpa que por mi mamá, que por mi papá, tomen fuerza, coraje e independícense de esa idea, que no tengo quien me ayude, por eso no puedo seguir, luchen y tengan ese espíritu de emprender y salir adelante”.
“Yo les digo a los muchachos que la lucha es lo que lo hace sobresalir a uno en cualquier aspecto, no hay que desesperarse, pero tampoco ser conformista, hay que tener siempre una mente positiva, hay personas que no tienen trabajo, tal vez se quedan con eso y trabajo siempre hay, si salen con un balde de agua helada lo venden, siempre hay que levantarse, 50 córdobas no se los van a ganar si están acostados”.
*Dilcia López es originaria del municipio de Mozonte, departamento de Nueva Segovia y proviene de una familia pobre. Es símbolo del Programa Emprendedores Juveniles de Nicaragua, del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (Inde) por su espíritu de superación, lo que le ha permitido conquistar todos sus sueños, como crear su propia empresa y conseguir una beca para estudiar una carrera técnica en Estados Unidos.
Wow, esta publicación es de casi 6 años, y yo hasta hoy me doy cuenta. Yo soy de Mozonte, y me siento orgullosa, al ver como Dilcia es dicho ejemplo de deseo de superación, y a pesar de los obstáculos que ha tenido en su vida, siempre ha sabido salir adelante, y no quedarse con las ganas de haberlo hecho, sino aprovechando las oportunidades que se le han presentado.
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